Tan lejos, tan cerca.

Dibujando en mi memoria un recuerdo a manera de consuelo.
Asimilando tu lejanía haciendo remembranza de tu sonrisa, pensando en si será mejor prescindir de tu compañía.

Llevo grabado en mi recuerdo el eco de tu risa y lo conservo como un presente de la vida.

No estás lejos porque te recuerdo; no estás cerca porque no te tengo. Aún te escucho, pero no te veo.

No trato de olvidarte, en mi mente, siempre serás mi acompañante.

No siempre lo necesario es fácil.

Creí que con el tiempo olvidaría, que con la distancia me acostumbraría.
No es fácil distraerse, no fue fácil alejarse.

Aquí; estando tan lejos de tu tierna mirada, de calor de tu abrazo, del consuelo de mi llanto; me siento perdida, vacía. Te extraño, te veo en cada rincón de la obscura noche, te siento cerca, te sé tan lejos.

A veces, trato de imaginar qué haces en el momento en que lo pienso. Pero sólo logro fantasear que estás sintiendo lo mismo que yo siento.
Esto es sincero y es honesto.

La amistad como el amor vuela por encima de los años; es fuerte como un bárbaro pero sensible como una paloma; extensa como un pergamino pero firme y sencilla como la misma palabra.

No le importa la distancia y el tiempo pues es eternamente joven y es bella.

Mientras exista ese lazo entre tú y yo, una amistad incluso un poco terca, no estaremos lejos, aún cuando no podamos estar cerca.