Pues sí, he regresado.

Tuve una ausencia significativa en el último mes pero es que muchas cosas sucedieron que no me daban ánimo suficiente para escribir.

Mi lado “A” se volvió demasiado oscuro como para ser un buen inspirador pero, la buena noticia, es que la etapa terminó.

El pasado primero de febrero fui felizmente despedida de mi empleo. No necesito entrar en muchos detalles de por qué acoto felizmente, pues, como ya muchos saben ya no estaba muy contenta por aquellos lares.

Es extraño pero me siento afortunada. Para la mayoría de las personas, el ser despedido tienen un gran peso y angustia con la que luchar, yo, por el contrario siento que el peso ha desaparecido.

Me quedo con la incertidumbre de lo que viene adelante pero hasta eso me parece divertido. No sé cuanto me dure pero estoy disfrutando esta tranquilidad mientras otra cosa sucede.

Claro que los voy a extrañar. Es un camino y una rutina que sin duda me harán falta.
La gente, los chistes, las situaciones, las tonterías y, sobre todo Juan. Mi blog va a estar muy vacío sin él. Ni modo, hay que saber hasta dónde una relación ya no es simbiótica y este era el caso.

Como cierre de mi capítulo de 5 añotes trabajando en esa empresa, los voy a dejar con el último enfrapo que me fue inspirado, extrañamente por un sitio que ya sólo me producía hastío. Gracias a Cinemanía y gracias a todos los que tuvieron y tienen que ver con ella.