Luna, amor, bruma
De día la sonrisa de la niña vive e ilumina su faz inocente.
De noche la pasión se desborda por todos lados,
la luna sube la marea de sus sangre.
Día o noche es igual. Vida plena, no pensado mucho,
pensando bien.
De día huyes del amor, de noche lo necesitas al reconocer su existencia que tratas de justificar con alguna otra estupidez.
Pasión por la vida, pasión por el amor, amor por ambos; miedo al miedo, amor a la pasión y con miedo de amar apasionadamente.
Él existe y tú lo niegas, él te quiere y tú lo rechazas, te lo niegas, te le escondes.
Una sonrisa, una mirada y no te hace sólo suspirar, ya no; ahora te hace vibrar y todo tu ser desea tenerlo todo, todo él.
El absurdo es absurdo y el sudor, sudor. Tus manos frías tiemblan y vibran buscando las suyas tiernas y tibias.
Tiemblas cual hoja expuesta al viento pero reconocerlo sería débil.
Eres cobarde a veces, cobarde de sonreír.
¿Es que te sientes tan apta para el sufrimiento que temes ser feliz?
¡Qué tontería, cuánta idiotez!
Eres una niña y eres cobarde, o eres una mujer razonable.
Sólo sé tú, no podrás ser más. Sólo sé razonablemente cobarde;
sólo sé, apasionadamente, su amante.
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