Que el destino venga a mí.
Hace un par de años, me cansé de patalear, buscar, angustiarme y, sobre todo, me cansé de esperar.
Decidí dejarme llevar por una nueva filosofía:
Yo me voy a quedar aquí. Si el destino quiere algo conmigo, que venga por mí.
No creí que surtiría efecto, pero lo hizo. Y ahora cada vez que me quedo parada, el destino de mi historia me recuerda que estoy en una playa con el agua hasta las rodillas. Si yo no me muevo, la marea que sube y baja, hará conmigo lo que quiera. Puede dejarme ahí por días. Otras veces apareceré en lugares distintos, mojada, revolcada y con arena incómoda.
Sea como sea, yo debo hacer lo mismo cada vez y luchar por estar de pie o a flote con la cabeza en alto. No importa cuantas veces se me cubra la cara con agua salada. En mi historia, cuando las cosas se ponen feas, o nado o nada.
Sin duda, es mejor pasear en la playa, pero también es interesante, perderle el miedo al mar.
5 Comments:
cuéntame. ¿en qué estás trabajando ahora?
reyna, como me encanta leer tu blog, me hace ver mas allá de lo que tengo en frente, sacudes mi cabeza...
tequiero amiga mía un abrazo y ANIMO
Querida Cher: Es muy curioso que por caminos difrentes hayamos llegado a una conclusión muy similar. Ya ves que acá en las tierras por donde andabas y te sacaron, todo se cayó. Me tocó ver a las "mejores mentes de la generación" ser expulsadas, con cierta dignidad. Yo no me moví y ni el polvo me tocó. De hecho, gracias a las flores que me echaste, quedé en una mejor posición. Te mando un abrazo y espero que algún día podamos juntarnos.
Cierto, no es bueno estar mojado todo el tiempo...
Linda filosofía, yo siemrpe he creido que hay que hacer qeu als cosas pasen pero termino agotada y de vez en vez frustada.
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