Ensalada de Navidad.

El viernes pasado falleció una persona a quien aprecio mucho. Una mujer que muy a su rejega y especial manera me compartió su cariño, su atención e incluso, algunos de sus secretos.

Pasé a su lado mi último lustro de Navidades. Del mismo modo, de ella y su familia recibí el primer abrazo de cada año nuevo.

Se fue enferma y preocupada y no pude despedirme de ella. Aún resuena la última frase que me dirigió por teléfono apenas 18 días antes de su último latido. "Que Dios te bendiga mi'ja y cuídeseme mucho". En ese momento sonó como una recomendación, ahora no dejo de pensar que al responder que sí, le hice una promesa y que Dios está cumpliendo con su parte.

No alcancé a darle las gracias por todos sus minutos, sus consejos, sus sonrisas y las complicidades que me confió. Aunque creo que sabía, aunque sea en una parte, lo mucho que valoraré siempre el que me haya adoptado en su familia, que se haya referido a mi como la tía de sus nietas e incluso las veces que salió en mi defensa y el valor que daba a mis juicios y opiniones.

Esta Navidad será diferente y hasta ahora noto que de ella tomé el valor de esta fiesta. Ahora sé que me va a hacer falta mi familia completa si en una distracción olvido que ella estará presente. Ya no debo llorar. Seguro estará viendo.

Gracias Sandra por todo lo que de usted aprendí y por legarme recuerdos de familia en Navidad. Pero no olvido que dejamos otra cosa pendiente, una deuda suya conmigo pero, no importa, yo misma la saldaré: Encontraré por mí misma esa receta de la Ensalada de Navidad porque sin ella, la fiesta no estará completa.