Monstruo
No le digas a la gente que te quiero, sólo le estarías mintiendo. Mejor cuéntales que te uso, que te absorbo en cada minuto de tu vida. Que me como tu espacio, que diluyo tu tiempo.
Que soy un monstruo egoísta lleno de tentáculos y pasatiempos.
Que tengo los ojos grandes y redondos para captar tu figura de pies a cabeza. Que tengo los labios pequeños para que pasen inadvertidos por las comisuras de tu boca, en cada centímetro de tu piel y se escondan en cualquier pliegue de tu cuerpo.
Diles que te uso de inspiración para mis bocetos de proyectos y fantasías.
Di que no te acaricio para que lo disfrutes, lo hago porque mi piel impaciente se regocija al palpar la seda que cubre tu ser.
Cuenta que tengo el pecho pequeño y los brazos muy largos para atraparte en cada abrazo con miedo de asfixiarte.
Diles que soy un monstruo rumiante que mastica una y otra vez lo que dices, lo que piensas, lo que haces.
Grita que te maltrato, que te araño la espalda, que muerdo tus mejillas. Que cubro tu cuerpo en la noche y que enredo mis piernas con las tuyas para evitar que salgas corriendo.
Que te azoto, que te ahogo, que te atrapo, que uso mi voz para penetrarte por los oídos.
Delátame, cuenta que soy un ser sin vida que toma vigor de tu sonrisa y por ello quiero provocarla día con día.
Que es burdo, que es tosco lo que hago, que no siento, que sólo hablo y absorbo tu fragancia.
Di que soy un monstruo encadenado que te lastima y engulle.
Declara que soy imposible, que mi imaginación sabotea mi concentración.
Que soy una fiera, una criatura que cada ciclo lunar sufre transformación.
Di que no te quiero, que no te amo, que no te busco, que no te extraño. Cuéntales que ni siquiera te conozco... total, sólo les estarías mintiendo.
5 Comments:
adoro las mentiras. son como las tutsi, pero en lugar de chicle, tienen amoníaco adentro.
Qué raro y qué padre que aún cuando no nos vemos seguido parecemos estar en la misma frecuencia. Ahora, en eso de comparar las cosas de la vida con la comida.
Justo ayer analizábamos que el amor es como la gelatina: escurridiza, difícil de atrapar, si la forzas se rompe y se vuelve más complicado. Y una vez que la tienes, te das cuenta que en menos de diez segundos, se te ha desecho en la boca.
Ah! y, por cierto, igual que la gelatina, una vez adentro, aún cuando no lo notes, se te va hasta los huesos.
uy.
muy bonito eso.
...y te fortalece las uñas...
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