Ya regresé

Una disculpa por la tardanza pero creo que despues del descanso me puse un poco floja.

Para los que no sepan hace un semanilla me fui a Puerto Vallarta, de chamba, pero me sirvió para descansar.

La playa me hace bien, me purifica los pulmones. Además tuve oportunidad de comer como loca-inconciente - y rica porque hubo festival guormet (o como se escriba). Camarones y langosta al por mayor.

Pero eso no es lo mejor. Lo cierto es que yo no tenía nada de ganas de hacer ese viaje. Tenía ganas de pasar un tiempo con mis pensamientos, de playita y muchas cosas más pero como no tengo el seso como para darme el tiempo necesario, el titiritero mayor me concedió varios deseos que venía arrastrando desde hace tiempo y ni me dió chance de escoger, ni me preguntó, ni nada.

Algo muy bueno habré hecho para ganarme mi premiezote pero hasta creo que salí debiendo, porque más que sólo deseos, se me concedieron caprichos.

Para ahorrar palabras, subrayaré aquellas cosas que tenía ganas de volver a hacer y se me hizo; y con negritas aquellas cosas que fueron nuevas para mí y les traía muchas ganas. ¿Listos para envidiarme?

Salí el sábado temprano rumbo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. ahí me encontré con mi anfitriona (Julie) y mis compañeros reporteros. Me subí en un avión después de 10 años de no haberlo hecho. Llegamos a la playita y allá nos recibieron con piñas coladas y una mariscada como de una hora. Pescado, langosta, camarones, ensaladas, bueno, y que decir de unos postres de mousse, chocolate negro y blanco, tartas, bueno ¡excesos!

Luego conferencia de prensa con ¡Luis Mandoki! director de Voces inocentes, que pronto se verá en cine.
En la noche la clausura inundada de platillos deliciosos y celebridades del cine mexicano y extranjero.
Dormí en una habitación doble del Marriott con dos camas que parecían nubes y un cuarto absolutamente oscuro y fresquesito

A la mañana siguiente, muy temprano, nos encaminamos al mar y abordamos un barco en el que nos alimentaron y dieron show hasta llegar a un lugar en el que se repartió el equipo necesario, nos dieron pan blanco y nos bajaron a snorkelear. ¡Qué experiencia!

Luego nos llevaron a una isla desierta donde saqué muchas fotos.

Y de regreso al hotel.

Me metí a la alberca y luego me fui a dar un rico baño de tina y burbujas mientras leía mi libro. Ya me sentía muy dandy.

Bajamos a recepción y nos sorprendieron con la noticia de que en ese momento teníamos la oportunidad de ir a liberar tortugas marinas recién nacidas al mar. ¡Casi lloro! qué momento, que pequeñitas son y qué insignificantes me parecieron mis problemas frenta a todo lo que ellas deben enfrentar. Las admiro, las respeto. Tuve en la palma demi mano un ser que luchó con todo por llegar al agua y nadar sin saber lo que le espera, con decisión, con todo.

Luego, una clase de alta cocina con un chef internacional y a seguir tragando como locos. Luego a cenar.
De pronto se me ocurrió decir que nunca había probado el sake (¿así se escribe?). Y en menos de lo que se los cuento, apareció una botella para mi solita en mi lugar reservado en el restaurant. Sí es fuerte pero ni se siente y la verdad sólo me provocó después de rato un ardorcillo en el estómago pero no se me subió. Claro que si me he echado una chela más, quién sabe qué habría pasado.

Un rato al bar. A dormir.

A la mañana siguiente,(LUNES, MIENTRAS USTEDES TRABAJABAN) buffete de desayuno. Para qué decir lo que comí...

Luego a la playita, a la alberca, al solecito con mi libro. Luego otro bañito de tina con librito. Las maletas y de regreso a la ciudad.

Llegué tranquila y felíz. Me terminé en segundo rollo de fotos en mis gatitos hermosos, desempaqué, fui de compras (sentí que me merecía un apapacho más), compré comida y me dormí hipertemprano.
El broche de oro me lo dió un beso de bienvenida que cayó de sorpresa ya entrada la noche mientras dormía. Un fantasma dulce y fugaz que llegó y se fue sólo dejando perfume en el cuarto y una sonrisa en mi cara.

Para rematar, cuando llevé a revelar mis fotos, me regalaron un rollo por cada uno que llevé. ¡EEEEEEEEEEEEEEE! seguiré sacando fotos y en cuanto sepa cómo, las compartiré con ustedes.