El traidor

No hay peor traidor que el despertador por la mañana. Ese maldito gritón parece estar en mi contra. Se burla de mi cuando ni siquiera me he acostado y demanda que me levante temprano. Qué mal gusto.

Ese traidor, invensión de algún maniaco antinatura me arrebata de los brazos de mi amado casi diario y sin piedad. Hace algunos meses no me habría importado pero, ahora me hace falta, pienso en él todo el día, me lleno de celos cuando me entero de que estuvo la noche entera con alguien y que la pasaron tan bien que despertaron hasta muy tarde. No sabía que estaba tan enamorada de Morfeo hasta que empecé a verlo sólo 10 horas a la semana.

Circulo por el mundo surreal con medio cuerpo en funcionamiento, la vista nublada llena de musarañas, ese extraño sonido que es una especie de zumbido dentro de los oídos que me vuelve medio sorda. El cuerpo y lo sentidos adormecidos y listos para cometer alguna torpeza, las manos temblorosas y mi parpadear cada vez más lento.

¡Ay mi amado! ¿dónde estás?
Ya me siento culpable de meterme en la cama, pareciera mi encuentro contigo algo clandestino, una travesura que me hace soltar una risita tonta cuando siento el contacto con las sábanas y me hace pensar: "Rápido, antes de que el traidor me vea y empiece a gritar de nuevo."