...y me he quedado muda. Como alguien que ya no espera nada, como un niño que se queda quieto para pensar en esa travesura que quiere hacer y el camino que debe seguir para no ser descubierto.
Me he quedado callada, como el ciego que, de pronto, se da cuenta de que está parado frente a un mar de posibilidades aunque no sea capaz de distinguir ninguna.
Callada, como cuando detectas una canción en el aire que te parece conocida y te hace sonreír un poco.
Me dejó callada la luz y el sonido, pero, sobre todo, la oscuridad y el silencio. Muda de pies y manos, muda frente a un baúl de recuerdos que ya he olvidado. Parada en medio de la nada mientras puedo saborearlo todo. Es la quietud de la muerte mientras aún respiro.
Aquí, parada frente a la espectativa, con un montón de malas ideas que no debería llevar a cabo... pero lo haré. Muda ante sus palabras mientras mis ojos se lo dicen todo. Muevo los labios para que nadie se de cuenta de que me he callado.
Muda para que todo me pase de largo sin preguntar...
Me chupo las mejillas un poco más para poder comerme hasta la última de mis palabras, y él cree que le estoy pidiedo un beso. ¿Por qué me mira si antes no lo hacía?
¿Por qué le preocupa lo que alguna vez le dije? ¿para qué me lo pregunta ahora?
No pedí un beso, y tampoco me quedé muda. Es sólo que ya no quiero decir nada.
(un post mudo, que decidió terminar lo que quería decir en marzo)
