Asfixia

Mentira de cuatro paredes que tantas veces amenazaste con decirme la verdad, ¿cómo hago ahora para pedirte que me vuelvas a cerrar los ojos y que me regreses a la normalidad?

Nunca sé retirarme a tiempo y dejo el corazón al descubierto. Amo la verdad aunque me mate de mentiras.

Un dolor en el pecho está palpitando al ritmo de un corazón desengañado. Es un dolor atravezado por las buenas experiencias, pero sé que sólo es el comienzo. Los dolores, tarde o temprano, maduran. Así es como se convierten en llanto, ardor, en protesta y hasta en carcajada siniestra si el corazón se resquebraja.

No puedo vivir con mentiras, pero hay veces en que siento no poder sobrevivir a la realidad. Sin embargo, sé que tomaré la decisión correcta en el momento adecuado.

No hay más, ésta soy yo y pronto será mi momento. La bola está en mi cancha, ahora, decido yo.

Matrimonio

En el principio de los tiempos, las parejas se unían para procrear, y la conquista se hacía a garrotazos. Luego, abandonó las cuevas.

Después de mucho tiempo, empezó a casarse por compromisos políticos, es decir, por arreglo.

Luego, se convirtió en un recurso para salirse de casa, en los 50, por calentura, en los 60, por "cumplir", en los 70, por rebeldía, en los 80... en los 80 creo que casi nadie se casó.

En los 90 (con algunos resquicios a la fecha) para obtener un crédito hipotecario. Y, a partir del 2000, es increíble pero, la gente aún necesita saber el "¿por qué?", pero se casa.

Naturaleza desafiante

Hay otros días... en que no quiero a nadie, ni a ti, ni a mi, ni a nadie, sólo a ellos, unos pocos, esos que no hablan, no cuestionan, sólo aman.

Hay días en que me parece que blasfemo con cada palabra, que me odio en cada momento, que me oculto cosas y que detesto lo que sé de mi.

Días, esos días en que voy de lo intolerante a lo insoportable. Días en que admiro a los que aguantan estar cerca de mí.

Hay días en que me duele estar aquí dentro, que me da calor mi cuerpo, que me dan ganas de llorar, de pelear contigo, conmigo, pero no con ellos... sólo algunos de ellos, pocos, sólo ellos que no hablan, no cuestionan, al menos no como nosotros, sólo aman, en su propio idioma.

Días en que quiero vomitarme fuera de mi cuerpo y empezar de nuevo con la carcaza vacía para reinventarme una y otra vez pues sé que puedo volver a odiarme, por lo menos, 12 veces más el próximo año.

Días en que estoy celosa de saber que cualquiera es mejor compañía que yo... incluso para mí.

Fly Bird fly

¿Cómo puedo despedirme de alguien a quien ni siquiera pude darle las gracias?

Gracias por la confianza, por el impulso, por los buenos ratos, por darle a esta tonta más de una sonrisa tras el micrófono.

Pájaro, ahora vuelas más alto.