Con respecto al post anterior...

Gracias a los que comentaron escrita o verbalmente el punto del amor. Para mi fortuna, tras haber escrito eso, me volví a encontrar con la película Amelié y me renacieron las ganas de explotar la imaginación y el sentimiento.

Me volvió la esperanza de la corta larga vida que tenemos los románticos de sensación y niños de corazón. El alimento invisible del romántico suicida.

No sé todavía si existe o me lo imagino, pero sí sé que no estoy sola, y hay más por ahí, esperando e imaginando lo mismo que yo.

Besos virtuales y larga corta vida a los enamorados de... lo que sea.

Ahora los remito al archivo de este modesto forito, los invito a conocer o, a volver a leer, El Amor No Existe, publicado el pasado 1ro de octubre.

Me equivoco

El amor es tan subjetivo que muchas veces creo que yo me lo invento.

Necesito creer en él para respirar, para caminar, para seguir viviendo. Creo que aquellos que me conocen y me aprecian, sólo me siguen la corriente pero ellos saben la realidad. Me dan alas para seguir volando pero saben que me equivoco.

Tiempo fuera

Mi pasado no fue mejor. Ahora estoy mejor que nunca. Puedo sentarme aquí, sobre el techo que divide mi pasado y mi presente dándome vistas que recuerdan a mis fantasías de infancia y sobrevivo a ello.

Disfruto mi soledad, aquí, ahora. Siempre tan rodeada de gente e ideas y, ahora, estos minutos de completa soledad y silencio son sólo míos. Nadie sabe dónde estoy. Sólo la ciudad me mira callada y sonriente en tono de complicidad que me guiñe el ojo y me susurrra. "Ahora eres mejor, ahora eres tú."

Cuando estás así de solo y aparte del resto del mundo, a esta hora de la noche cuando casi todos duermen, encuentras un momento que te hace dar cuenta que no estás teniendo tiempo muerto, por unos segundos tú, para el tiempo, estás muerto.

10 de mayo

Yo.- Osea que si tu mamá se llegara a quedar sin trabajo... no hay gran bronca.

Al.- No. bueno, sí. Habría que buscar la forma de que se mantenga ocupada, sino, se la pasaría viendo la tele y fastidiando detrás de todos.

Yo.- Aaamm...

Al.- ...

Yo.- ¿Qué no es eso lo que todas las mamás hacen después de los 45?

Al.- Sí... de hecho sí.



Con todo cariño a las mamás de todas las edades. En especial a la mía quien ya está en el rango pero me hace reír mucho.

No somos, no soy nada

Si uno es lo que hace, yo ya no soy nada.

Es curioso cómo cambia la perspectiva de la gente sobre cada individuo cuando sabe a lo que se dedica.
Es triste darme cuenta como ha cambiado la forma en que me veía a mi misma.

Antes no tenía que pensarlo demasiado; responder a la pregunta “¿qué eres?” o “¿a qué te dedicas?” era una rutina hasta un poco tediosa. “Soy esto” “me dedico a aquello y, además, esto y lo otro”.

Largo de contar. Ahora, no llego ni a la mitad del discurso y creo que eso me quita personalidad. Más aún, legitimidad.
Los abrazos de felicitación han cambiado por los de ánimo y consuelo.

Esta soy yo. No soy comunicóloga, ni actriz, ni locutora, ni coordinadora o nada, ¡nada!
Sólo soy esta que aquí se presenta. Sin títulos, educación o profesión.

Soy esta, quien ya no sabe a qué se dedica.


(Esto lo pensaba hace una semana. Ahora, la cosa es distinta. Ya te contaré)