graysun

Existen criaturas nocturnas cuya inspiración sólo se ve iluminada por la noche. Estos seres buscan la luz bajo el cuerpo celeste más grande en el cielo cuando su musa les comunica el "sin sentido". Se resguardan entre las sombras y se iluminan con el "Sol Gris".

lunes, abril 25, 2005

¡Ay mamáaaa!

Es increíble el poder que tienen las madres sobre uno.

Pueden y saben cómo hacerte sentir un rey o una basura.
Su mayor logro y su peor fracaso.

Toda mamá en el mundo, como primera pregunta en cuanto te ve, no importa qué hora del día sea es: "¿ya comiste?"Y lo cierto es que no lo pueden evitar, lo primero que supieron de nosotros es que nos tenían que alimentar y cambiar. Y, como lo segundo no es un tema común, no te pueden preguntar, ¿ya fuiste al baño?, ¿te limpiaste bien? porque no sería políticamente correcto en público (pero seguro se les ha ocurrido).

Como sea, las mamás siempre preguntan si comiste, tengan o no la intención de hacer algo al respecto, es como un acto reflejo. Por mi parte, mi madre se ha quejado toda la vida de mi forma de comer. Cuando era niña, porque comía muy poco y estaba muy flaca; en la adolescencia: "¡¿Pero dónde te cabe tanto si estás tan culiseca?!"

Y ahora: "¡N'ombre! si has de estar tragando como naufrago ¿verdad? pobre Carlos, porque no creo ni por un minuto que tú seas la que cocina. Mira la panza que traes. Esa no la tenía yo ni cuando estaba embarazada de ti.

¿¿GORDA YOOOO?? Soy de lo más flaco que he visto.


Mamá: "Toma, te traje un regalito muy bonito. Te va a gustar mucho, ¡y te lo pones eh! está en esta cajita."

Yo.- ¡¿Un ABGymnic?!Mamáaaa

Mamá: Para que ya no te preocupes, verás cómo se te quita esa panzota. Tiene radio y todo para que te lo dejes mucho rato. Sólo te lo pones amarrado en la cintura. No tienes que hacer nada. Póntelo mientras estás ahí acostada.

Yo.- Mamá. El que no esté en la oficina no quiere decir que estoy acostada. Estoy trabajando y hago ejercicio todos los días.

Mamá: Sí, sí. Como sea. Ya no te preocupes te dejo para que sigas comiendo y al ratito te lo pones para que veas como funciona eh. Besito, byeeee.

Yo.- (Parada a media calle) ... (con un aparato de ejercicio electrónico en la mano)... (perpleja viendo como se aleja el coche de mi mamá quien me sacó de mi casa sólo para esto) ¡Me vas a volver bulímica!

Pero creo que eso también lo tenía previsto pues, hace a penas dos semanas, me regaló unas pastillas antidepresivas.

jueves, abril 21, 2005

#

Me siguió toda la mañana. Sus ojos muy abiertos, brillantes y azules. Parecen dos joyas de las más caras. Sin duda lo son.
Los pasos suaves y discretos. Su atención puesta en cada uno de mis movimientos, tanto los rutinarios como los alternativos. De vez en vez dejó escapar uno de esos extraños sonidos tiernos pero incriminatorios.

Me azuza, me acecha y al final me arroja ese objeto ovalado, gris y suave. Su ratón de peluche ahora ciego, medio sordo, descolado y sin expresión alguna.

Por fin, me acerco a él al encontrarlo deliberadamente tirado en el tapete con mirada lastimera.

Me acuesto a su lado de la misma forma en que él lo hizo temprano para acompañarme a hacer ejercicio.
Me mira, lo rasco, me patea y me mira de nuevo, tierno y apacible. Esta vez sólo lo toco suavemente y cierra los ojos como una caja fuerte que resguarda las gemas. Para los bigotes alertas y sensibles, yo le acaricio la cara, la cabeza y el lomo mientras pienso en lo grande que es.

Suspira profundo y satisfecho, da un brinco y se va caminando rápido levantando la cola.
Eso era todo, ahora es tiempo de jugar, sólo necesitaba que le hiciera saber una vez más que lo quiero

lunes, abril 18, 2005

Una tabla llena de astillas.

Es un asunto delicado en el que estoy pensando en este momento. De hecho, ni siquiera me siento con el derecho de plasmarlo como mío pero, como ya todos sabemos, el efecto mariposa deja que las cosas te afecten de una forma u otra.

Hace exactamente una semana cayó una gran bola de nieve que yo ya había visto venir desde hace tiempo.

No cayó en el mejor momento pero tengo que aceptar que no me pegó a mi. Cayó a un lado mío dando de lleno a alguien a quien tengo muy metido en el corazón y recibió el golpe voluntariamente solo.

Al calor del enojo, la bola comenzó a derretirse, sentí como el agua helada mojó mis tobillos, mis piernas, mi estómago y mis brazos, que se volvieron totalmente inútiles. Cuando sentí que me llegaba al corazón, temí que fuera más lejos y terminara por ahogarme. Pero no fue así.De pronto, del fondo salió a flote algo plano, rugoso, oscuro y lleno de astillas. Era un comentario salido del estoico sobreviviente al golpe.

Me abracé a ello con tanta fuerza que pensé que me iban a sangrar las manos. Sé que no fue lo mejor pero, esa tabla me salvó lo suficiente como para pasar sobre mis hombros al herido y llevarlo hasta tierra firme. A nuestro lugar seguro.

En esta historia no hay víctimas ni héroes. Sólo gente real y yo no juzgo a nadie. Quizá alguien sintió que su corazón se le enfriaba tanto que comenzó a llorar nieve para conservar sus esperanzas durante mucho, demasiado tiempo.

Sólo fue una bola de nieve y, después de mi tabla, ya no le tengo miedo.

¡Que el destino nos salve de un alud!

sábado, abril 16, 2005

La depresión no es mala conmigo...

Yo soy mala cuando entro en depresión.

Es el no poder dominarla lo que me pone peor y no estoy para darme ese lujo. Estoy un tanto agobiada pero lo disfruto. Por eso no quiero deprimirme, me distraería del nuevo estado de mi vida y mi entorno.

Una gran mujer me dijo que uno decreta su destino. Eso haré.
Para eso debo poner nueva mirada en mis ojos y nuevas palabra en mi boca.



Ahora es el momento de ocuparse no de preocuparse.
No voy a lamentarme, voy a aventarme.
No estoy engordando, me estoy desbordando.
No demoro, decoro.
No lloro cuando me entristezco, me refresco.


Más vale saborearla en todos sus lados porque, esta mala racha, no puede durar mucho y estoy aprendiendo bastante.

sábado, abril 09, 2005

El lado B que no conocía

Pues ya llegué a ese punto.

Sucedió justo lo que pensé que pasaría desde el principio, la ley de Murphy siempre estuvo acechando para caerme en la oportunidad más inoportuna.
Sabía que dejar la oficina me iba a abrir un panorama distinto y muy frágil.

Cuando tenía broncas de horarios, me caían castings, ensayos, proyectos y pruebas a cada rato. Ahora que tengo toda la disponibilidad del mundo, nada.

La depre y la desesperación me acechan. Sólo espero poder moverme más rápido que ellas.