Desaparecer
Me voy a desaparecer un día, un rato, un año, una vida o quizá sólo un segundo.
De todas maneras no me encuentro en ninguna parte. Alguien valioso me aconsejó verme en el espejo, dijo que al verme de frente me sentiría mejor, pues a él le alegra verme y eso lo hacía sentirse mejor. Pero no lo logré, verme al espejo es raro. El espejo sólo me sirve para arreglarme el cabello, para ponerme rímel y para dar un vistazo final a mi ropa antes de salir al mundo.
Me di cuenta de que estoy acostumbrada a verme en otros tipos de reflejo; los ojos de mis amigos, la sonrisa de mi mamá, el ronroneo de mis gatos, la atención de mis alumnos, en el rebote de mis palabras en la boca de otros y en la dulzura del hombre que amo.
Mis amigos no pueden mirarme todo el tiempo, últimamente, mi mamá no sabe sonreír, mis alumnos de vacaciones, la gente está muda, él está amargo y los gatos están tan ansiosos que ronronean muy poco. Así aparezco y desaparezco en ratos.
Voy a desaparecer un día, un rato, un año, una vida o quizá sólo un segundo... y aunque me da miedo, tal vez no sea tan grave. Quizá me sirva para renovarme.
Mientras, me conmueve que el espejo, obedientemente, decidido a cumplir con su propósito, sigue haciendo su esfuerzo y cumple con su parte para mostrarme que, aunque sea en apariencia... sigo aquí.